27 de agosto de 2009

Paréntesis.

Olvido por un momento el mundo real.
olvido lo que sé que sé.
A veces hay que creer en lo que no está exactamente ahí,
un sueño de noches mejores,
un fantasma de cuento donde la vida es ordenada y coherente y los cuentos son cada vez más emocionantes y terminan siempre bien, sin complicaciones.
Olvido aunque sea un instante este molde de vida,
las verdades sabidas, las respuestas encontradas, las victorias proclamadas, las batallashabituales frente al traspié cotidiano.
A cambio propongo alentar las utopías sin advertencias, ni peros o negaciones
creando la receta de nuestro propio mundo.
Empieza a concretar la esperanza
¿quién dijo que no era posible?
la concreto sí,
a paso ligero y sigiloso a la vez.
A ratos olvido los motivos,
el por qué de mi lucha.
Y así voy comenzando,
con delicados avances y uno que otro taimado retroceso… y les digo, no me quejo
No me quejo de esta realidad naciente
que temblorosa se asoma y resuena y resuena sin atisbo de desgano, como zumbido de abeja,
hasta que después de un rato el paisaje muestra su silueta,
combate con audacia el susurro de la tempestad.
Después de todo uno nunca sabe cuando el ángel de la buena fortuna podría aparecer en un página del libro de tu vida y poner un milagro en tu camino, además, con todo lo que he vivido, ya debería saberlo.
ººººººº

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