12 de febrero de 2012

Aclaró


Del constante hábito de flagelamiento me desprendo
porque ya no hay espacio para la blasfemia ni el rencor.
Hoy el eco de la buena vida me seduce con el tacto
con su mirada profunda y cristalina
con su sonrisa prolongada y dichosa
con momentos surreales y etéreos.

En el ayer quedan las batallas que el caos ganó
caos que silenciosamente transmuta en claridad
claridad que se transforma en un milagro revestido de luz.
De ese rayo de luz me aferro hasta sentir su calor
hasta hacer mío ese mágico momento
en que al fin contemplo la salida del sol.

No hay comentarios: